Los animales silvestres son aquellos que viven en forma natural dentro de nuestros bosques a lo largo y ancho de todo el país, incluso, algunos pueden vivir cerca de nuestras casas en pequeños parches boscosos o charrales. Entre los más utilizados como mascotas podemos citar: loras, pericos, tucanes, setilleros, jilgueros, yigüirros, monos, mapaches, tigrillos, boas, tortugas, iguanas, entre otros.
El cuidar de un animal silvestre requiere de muchos conocimientos y una gran dedicación. En la mayoría de los casos, es imposible mantener en cautiverio a un animal silvestre sin que manifieste estrés o sin que evidencie necesidades que no le podemos suplir mientras se encuentre en cautividad. Es difícil para expertos con años de conocimiento en el tema, lograr que un animal silvestre se adapte al cautiverio, pues por más dócil y manso que parezca el individuo siempre presentará algún grado de estrés en cautiverio.
Alimentación
Es prácticamente imposible suplir adecuadamente las necesidades alimenticias de un animal silvestre cuando se encuentra en cautiverio ya que usualmente se alimentan de una enorme cantidad y variedad de fuentes alimenticias, dependiendo de la época del año y del ciclo reproductivo de la especie. Por otra parte, no se sabe lo suficiente acerca de los cuidados sanitarios que requiere un animal silvestre, de manera que es muy difícil conocer en qué momento requieren asistencia médica, pues generalmente su instinto les impide manifestar debilidad o algún síntoma hasta que realmente están muy enfermos.
Comportamiento
Cuando un animal silvestre crece, se hace más grande y fuerte, por lo que se hace más difícil manejarlo y cuidarlo, lo cual significa que es potencialmente peligroso para las personas. Al alcanzar su madurez sexual, el animal llega a convertirse en un problema porque grita o hace mucho ruido, destruye muebles y objetos, ataca, muerde y se muestra celoso y agresivo con algunas o todas las personas que conoce. El cruel destino de un animal como éste será el abandono, el que sea regalado y pase de un dueño a otro o que se entregue a una institución donde terminará sus días siendo un individuo antisocial, estresado y con una mala calidad de vida a pesar de los cuidados que se le brinden.
El proceso que ha hecho que se domestiquen ciertos animales tales como perros, gatos, cabras, conejos, periquitos de amor, canarios y otros animales domésticos ha tardado miles de años y/o se ha dado a través de cientos de generaciones nacidas y criadas en cautiverio. A los animales silvestres no se les domestica simplemente por el hecho de que sean criados por una “madre” humana. A medida que cualquier animal silvestre crece y madura la necesidad de una madre termina y el comportamiento instintivo de adulto surge, por lo que el animal manifiesta un comportamiento que interpretamos como destructivo, temperamental y sin provocación o advertencia, pero que en realidad puede significar que ese individuo está tratando de ocupar o hacerse un lugar en la jerarquía dentro de un grupo social, apropiarse y defender su territorio o que está buscando una pareja pues eso es lo que haría por instinto si viviera en el bosque.
Daño Ambiental
Más del 95% de los animales silvestres que son comercializados como mascotas provienen directamente del bosque. Cada animal que vive dentro de un bosque tiene su función, que por regla general, se relaciona directa o indirectamente con otras especies silvestres. Cuando un animal silvestre es sacado de su hábitat natural por una persona, está provocando un desequilibrio que afectará a otros animales y al ambiente en general. Todas las especies de flora y de fauna de un bosque dependen unas de otras, y su función abarca desde controlar el tamaño de las poblaciones de otras especies, dispersar semillas de árboles, hasta ayudar a que un “charral” se convierta de nuevo en bosque.
El problema del saqueo de animales del bosque es grave por cuanto se trata de que cada año, miles y miles de aves, mamíferos y reptiles se extraen de sus hábitats (Drews 1999), por lo que sufren y mueren durante su captura y durante el tiempo que los mantienen cautivos mientras tratan de venderlos (por ejemplo: por cada lora que usted ve dentro de una casa, han muerto otras cuatro durante el proceso de saqueo del nido y su posterior venta).
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